jueves, 10 de enero de 2013

Dražen Petrović, el genio de Šibenik


Amado y odiado a partes iguales, Drazen Petrovic ha sido mucho más que un simple jugador de baloncesto. Su presencia en la cancha, sus provocaciones continuas y su arrebatadora personalidad le convirtieron pronto en un líder. Los avatares de su vida deportiva -jugó en el Madrid después de haber sido su verdugo- y su prematura muerte a los 28 años hacen que hoy en día su recuerdo forme parte de la leyenda. 

Drazen Petrovic nació en Sibenik (hoy Croacia, antes Yugoslavia) el 20 de octubre de 1964. Su nombre, que significa "cariñoso o dulce", contrasta curiosamente con ese carácter en la pista, que le hacía ganarse enemigos acérrimos por su descaro, genialidad y desconsideraciones. Adicto al trabajo, no había cosa que odiara más que perder.

Su juego se caracterizaba por un dominio perfecto de la pelota actuando tanto de escolta como de alero, y como un buen segundo base cuando el oficial estaba bien marcado en la cancha de juego por el equipo rival. En el uno contra uno era imparable. También era un excelente tirador y pasador y realizaba jugadas antológicas y de fantasía. Fue uno de los mejores jugadores europeos y quizás el mejor anotador. Su mayor defecto era ser en exceso individualista y le faltaba defender con mayor contundencia. Era un jugador fundamentalmente de ataque. Después de cada partido se quedaba él solo lanzando triples durante una hora, razón por la que en los partidos profundizaba más en el ataque.


Sus inicios en el Sibenka 


Después de empezar jugando en su barrio y acostumbrado al éxito desde pequeño -llegó a anotar 114 puntos en un partido de infantiles-, con 15 años fue fichado por el Sibenka, equipo donde jugaba su hermano Alexander. Con este conjunto debutó en Primera División en 1980. Su técnica individual era ya en esta época difícil de mejorar, a pesar de que su afán de superación le llevaba a entrenar continuamente. El técnico Neven Spahija, gran amigo de Drazen al haber crecido juntos en las mismas calles de Sibenik, comentó recientemente que "con 12 años le dieron las llaves del pabellón ante su insistencia por entrenar. Siempre iba a tirar desde las seis de la mañana hasta las siete y media y luego se iba a la escuela a las ocho".

La época dorada de la Cibona


Tras ganar dos campeonatos con el Sibenka, y realizar el servicio militar, en 1984 firma por la Cibona de Zagreb, siguiendo nuevamente los pasos de su hermano. Debutó precisamente ante su ex equipo, el Sibenka, y le metió 56 puntos, sin un ápice de sentimentalismo. Al finalizar el encuentro declaró: “no ha sido duro, los recuerdos son recuerdos y el amor es amor, pero en la pista no conozco a nadie. Volveré a anotar 56 puntos contra ellos si tengo la oportunidad".

Alcanza con este equipo dos veces la Copa de Europa y una Recopa, convirtiéndose en la auténtica "bestia negra" europea del Real Madrid. Ganador nato, era capaz de levantar continuamente la moral de sus compañeros y fue legendaria su manera de celebrar cada canasta como si fuera la última. 

Su llegada al Real Madrid


El club blanco, viendo lo difícil que resultaba vencerle, le fichó por 4 años en la temporada 88-89. Durante ese verano muchas fueron las especulaciones sobre el futuro de Drazen Petrovic. Se hablaba sobre el interés del Barça y el gusto del de Sibenik por el club blaugrana. Toda la prensa estaba detrás de aquel traspaso y se hablaba incluso de la NBA. Petrovic visitó Barcelona y la prensa afiló las plumas: 'Petrovic jugará en el Barça'. Pero la directiva del Real Madrid, formada por aquel entonces por Ramón Mendoza y Mariano Jaquotot hacen público que Petrovic firmará como jugador del Real Madrid. A la noticia le acompañan unas fotos de Petrovic en la Ciudad Condal con la bufanda del Real Madrid. Se había hecho, el 'verdugo' jugaría de blanco.
Con el Madrid gana una Copa del Rey y una Recopa -tras una actuación estelar ante el Caserta de Oscar Schmidt, anotando 62 puntos-, pero se le escapa la Liga ACB, que pierde con el Barça. Sólo cumplió un año en Madrid. Al final de esa primera temporada provoca una espantada y se fuga a la NBA.  


Su llegada a América y la Guerra de los Balcanes



Su destino fueron los Portland Trail Blazers de DrexlerPorter y Kersey. Pero la falta de confianza de su entrenador, Rick Adelman, y una lesión en la espalda que le llevó al quirófano le tuvieron gran parte del año en el dique seco. Cuando volvió jugó poco, aunque su equipo fue finalista de la NBA.

Durante ese tiempo estalló la guerra de los Balcanes,  hecho que desmenbró a la antigua Yugoslavia, lo cual le afectó mucho, como no podía ser de otra manera. Desde el principio, siempre se definió como croata, apoyando las reivindicaciones de su pueblo. El terrible conflicto separó para siempre a muchos de los que habían sido compañeros. Fue el caso de su gran amigo Vlade Divac, al que la guerra separó tanto baloncestísticamente (uno pasó a defender los colores de Serbia y el otro los de Croacia) como personalmente.


Estrella en los Nets y la plata de JJOO Barcelona 92



La temporada 90-91, al no encontrarse cómodo en Oregón, cambia de equipo y ficha por los Nets gracias a un triple intercambio con Denver Nuggets que lo envió a  New Jersey. Con los Nets se convierte en el máximo encestador de su equipo durante dos temporadas con más de 20 puntos por encuentro. 

En 1992, en los Juegos de Barcelona, Petrovic y sus compañeros logran la medalla de plata en la final contra el 'Dream Team' estadounidense, consiguiendo así su mayor éxito defendiendo la bandera de Croacia. El indomable Drazen se encontraba en el mejor momento de su carrera.

Muerte trágica en la carretera


Pero la desgracia llegó a su vida en 1993. Tras caer en primera ronda de playoffs ante Cleveland, Drazen regresó a Europa donde estaba concentrada la selección croata. Murió en un accidente de tráfico cuando un camión se cruzó en el camino de su coche en Denkendorf, una población alemana cercana a Munich. Su gran amigo, Spahija y el pívot Stojan Vrankovic, fueron los encargados de reconocer el cádaver. Más de 100.000 personas acudieron a su entierro para darle las gracias y el último adiós. Unos días más tarde, 6.000 personas asistieron al pabellón de la Cibona, para ovacionar al mito durante veintidós minutos. Pero el recuerdo de Drazen sigue vivo y su tumba es lugar de visita obligada para todos los amantes del baloncesto
Los Nets retiraron su dorsal número 3, al igual que la Cibona, que puso el nombre del jugador a su pabellón y le dedicó una escultura y un Museo Memorial en su honor. Desde septiembre de 2002 ocupa un lugar destacado en el Salón de Fama del baloncesto. 







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